Nuestra legislación en materia electoral, digna de una miscelánea, papelería y tienda de regalos "all-in-one", es absurda por barroca.
Termina por sobrerregular la conducta ¡de los ciudadanos!, recetarles millones de spots publicitarios dirigidos solamente a la militancia de uno u otro partido (pero que de todos modos hay que soplarse), solapar abusos de los poderosos que se anuncian en revistas inexistentes y publican libros a diestra y siniestra para aparecer en todos los espectaculares posibles (por meses me fleté el mostacho de Nacho Mier cada que quise clamar al cielo), y limitar la libertad introduciendo, entre otras maravillas, categorías como precampaña, campaña, período inter-campañas, veda electoral o período de reflexión (¡cuidadito con andar reflexionando fuera de esta etapa!).
Todo ello es producto de venir acomodando las inconformidades de los perdedores desde hace décadas. Ni modo, así es la cosa, y con este marco normativo les toca a las autoridades en la materia organizar y calificar las elecciones. Nomás no le echen la culpa a ellos, que las leyes (como las metas) están para cumplirse, y aquí sí les voy a salir con que la ley es la ley: period.
Pues bien, el asunto es que el 20 de noviembre arrancaron las pre-campañas y con ellas, comienza a dibujarse la estrategia "de saque" de las diferentes fuerzas políticas.
El oficialismo arrancó con la Doctora Sheimbaum siguiendo el manual al pie de la letra. Muy aplicada la candidata académica está haciendo la tarea: mostrando el músculo de su partido/movimiento (MORENA), sus satélites (PT y fuerzas locales) y su socio (el PVEM, que no es partido, sino comercializadora); presumen unidad (y hacen bien) y se montan en la narrativa de López Obrador, el candidato más exitoso de la historia reciente de México (que de tan exitoso, sigue siendo candidato) y que goza de un amplio respaldo y popularidad. La Doctora nada "de a muertito", como debe ser y como será hasta el fin del proceso electoral si su principal contrincante no despierta. Juega al catenaccio italiano (una referencia futbolística sin desperdicio que le aprendí al analista Leo Zuckermann, porque yo de fut no sé nada), que consiste en replegarse y defender una cómoda ventaja. En pocas palabras, que los demás se hagan bolas, que yo voy derecho y no me quito. A la Doctora le conviene que entre la población general germine la idea de que ella ya ganó, la suerte está echada y la elección es un mero trámite. Este arroz ya se coció, como diría Héctor Aguilar (o como dice que dicen, porque él no lo cree).
Lo de SamuEL es otra cosa y, probablemente, le dedicaremos unas líneas en otra oportunidad. Probablemente, dije.
Por lo pronto, vámonos a la otra esquina: el Frente Amplio o Fuerza Opositora del Corazón o como se llame lo que encabeza la señora Xóchitl (de aquí en adelante, Xo).
Para contrarrestar la inercia ganadora de la Doctora hay que apostarse: meterle ganas y empezar fuertes. Eso último ya no pasó. Si Xo y sus estrategas creen que basta con presentarse como la cándida candidata buena-onda y ocurrente, me temo que sí, huele a arroz bien cocido.
Para remontar hay que excitar las emociones de los votantes. Es verdad que los hay muy analíticos, muy flemáticos y compuestitos, pero la mayoría no es así: la mayoría vota con las tripas. A eso hay que apelar.
¿Dónde están los genios de la comunicación del equipo de Xo? ¿Es que los estrategas no han pensado que hay que contar un cuento a los votantes? (Abusados, amigos míos, contar cuentos no es lo mismo que decir mentiras, así que no empiecen a criticar). La narrativa es cuando menos tan importante como los datos, o probablemente más. Los datos, la información por sí misma no dice nada, y los votantes somos, esencialmente, consumidores de historias. Lo que necesita doña Xo es una épica que emocione, que haga notar a los votantes que lo que está en juego es la República y los valores que ella representa: libertad, democracia, pluralidad, etc. Esa épica es la que hay que transmitir en los millones de spots y demás productos chatarra que los consumidores tenemos que zamparnos: ¡la defensa de la República! Esa es la batalla que hay que comunicar.
Acá les va una idea, luego les paso la CLABE para la transferencia:
― Musiquita cursilona de fondo y voz en off que dice:
"Yo conozco al PRI. Conozco su historia, conozco a sus próceres, conozco su brillo y las instituciones que creó..."
― En pantalla se suceden imágenes de los presidentes priístas más o menos presentables (a los impresentables los ponemos después): Cárdenas, Ruiz Cortínez, López Mateos, De La Madrid (a Salinas, por estrategia, nos lo brincamos), Zedillo, y también imágenes de la inauguración del IMSS, de PEMEX, del Metro de la CDMX, la firma del TLCAN, etc...
― Continúa la voz en off:
"También he sido testigo de sus excesos, de sus abusos y de sus momentos más obscuros..."
― Acá si ya es momento de sacar la galería de villanos del PRI: a Díaz Ordaz, a Echeverría, a López Portillo llorando, las frivolidades del Peñato, y sobre todo, las imágenes de los impresentables priístas que hoy están con MORENA: Bartlett, Macedonio Alcalá, Durazo , Omar Fayad et al.
― Misma voz en off:
"Pero esto no se trata del PRI, sino de algo mucho más grande: nuestra República".
― En pantalla está una sala u oficina acogedora, acompaña una musiquita épica y se revela que el de la voz en off es Enrique de la Madrid (ah perrrro) que entra en escena y presenta a su amiga Xo, que lo espera en la sala.
"Y la República la defendemos los ciudadanos (dice Xo), "¿verdad, Enrique?" ― "Verdad", dice el otro.
Y así una batería de spots featuring Beatriz Paredes (con un enfoque más social y haciendo gala de la inflamatoria oratoria de la experimentada política), Santiago Creel hablando de los respectivos triunfos del PAN: "Yo conozco al PAN..." (imágenes de la alternancia democrácita, el Seguro Popular, la Policía Federal); otros más con candidatos resucitados (Meade, Anaya, Cecilia Soto), otros más con los perredistas más o menos decentes (o los que queden: Mancera, algún Chucho, de perdis), y quién quita y hasta Colosio Jr. se anima a hacer alguno rememorando el clásico "veo a un México con hambre y sed...", pero esta vez de pluralidad, respeto, democracia. Eso sí, todos ellos presentando a Xo y reiterando que la batalla final es por la República, y que son los ciudadanos quienes deben librarla. Finalmente, una Xo que le pregunta a sus interlocutores de los partidos: "¿Cuento contigo?" (a wiwi, contestan todos) y después a la cámara, al unísono: "¿Y contigo?". Y ya está.
Ustedes disculparán, pero me desespera el ambiente funerario y los tropiezos con los que comenzó la campaña (la pre-campaña, pues) rumbo a la madre de las elecciones la candidata de oposición.
Quizás lo mejor será volver a escribir sobre zombis.
Arrivederci
Sr. Cazador,
Sin duda lo contrataría para salvar la República!!